sábado, 27 de octubre de 2007

¡Yo soy Espartaco!

En mi anterior entrada analicé un producto cinematográfico contemporáneo, Gladiator. Con el fin de seguir la línea de mi sección en "A por el cine", ahora me gustaría detenerme unos instantes en otro filme maestro: Espartaco. Salió a la luz en 1960, justo cuarenta años antes que Gladiator. Pero, al menos por una vez, el tiempo no parece haber surtido efecto en ese clásico del Séptimo Arte. Stanley Kubrick se encargó de ello.



Sinopsis

Hacia el año 73 a.C., Espartaco (Kirk Douglas), esclavo de Tracia, es vendido a un lanista, el cual resulta ser un duro preparador de gladiadores. Durante su entrenamiento para el combate a muerte se enamora de otra esclava, Varinia (Jean Simmons). Un combate a muerte en la misma escuela de gladiadores, organizado por el deseo de unos patricios, hará reflexionar a los esclavos sobre su condición y, liderados por Espartaco, desatarán una dramática rebelión que con el tiempo llegará a amenazar a la mismísima Roma. Espartaco, de hecho, se enfrentará al general y político Marco Licinio Craso (Laurence Olivier).

Durante este camino emprendido por Espartaco se darán cita todo tipo de sucesos que le marcarán profundamente: varios comercios con traicioneros piratas, venta de ejércitos, duelos. La Via Apia será el final de ese trayecto angosto, duro y conflictivo.


Crítica

El resultado es, en una palabra, encomiable. Se trata de una película que apuesta definitivamente por el tema que subyace en la figura de los protagonistas: la necesidad de rebelarse ante la opresión, ante las injusticias y las coacciones. Kubrick ha logrado retratar esto en muchas de sus películas -baste con recordar La chaqueta metálica, La naranja mecánica o Barry Lyndon-. El mensaje último se refiere, pues, a las pasiones humanas y al peligro que suponen para el alma débil. Ésa es la distinción fundamental entre
Gladiator y Espartaco: si en aquélla la decoración y la inmersión histórica permitían envolver al espectador, en Espartaco serán el drama argumental y la fuerza personal del protagonista los que se lleven la palma.

En mi opinión, los personajes de Kubrick son auténticos símbolos. La belleza de Jean Simmons, la sutileza de Charles Laughton, la ambigüedad de Peter Ustinov, la maestría de Laurence Olivier… Y, ante todo, el vigor de Kirk Douglas representan siempre ideales humanos, paradigmas vitales.

¿Defectos? Pocos. Sólo se me ocurre que quizá la duración resulte excesiva. Pero poco más.

¿Notas a favor? El inigualable reparto, la excitante recreación en los sensacionales combates
y la temática de fondo (que contó con la colaboración del prestigioso Calder Willingham) .

En cualquier caso, Kubrick nos dejó claro a todos que el buen cine es eso: grandes ideas plasmadas en unos cuantos minutos. Y ahí la tecnología no juega un papel principal. 4 Oscars lo atestiguan.





Las imágenes incluidas en esta entrada las he conseguido gracias a la búsqueda avanzada de Google, en donde escribí la frase exacta "Espartaco" y, más adelante, "Kirk Douglas Espartacus". Asimismo, la búsqueda avanzada en la web de Google me ha remitido a las páginas de FilmAffinity y de Yahoo! (especializadas en críticas de cine), así como a la de Actualcine.com. Allí he podido hacerme con los datos necesarios para la crítica.

Por último, el servicio de Google de grupos me ha proporcionado la web www.linkara.com, que se define como "la comunidad líder en cultura y afición".

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